Publicado por: Albertomos
Patriota «quiteño» nacido -según declaración propia- en la
ciudad de La Plata, es decir Chuquisaca, hoy Sucre, capital de Bolivia.
Muy niño vino a Quito con su padre, que era Fiscal de la
Real Audiencia, y pariente y corresponsal de gente muy ilustre de España. Desde
su época de estudiante se granjeó la simpatía y el respeto de los ciudadanos,
entre los que se destacó sobre todo por su acentuado patriotismo.
«Como no nació marqués ni conde, adoptó la profesión de
abogado, única que daba nombradía entonces, fuera de la eclesiástica. Había
escrito un libro, cuando todavía era joven, según lo refiere Fuertes Amar, obra
que fue prohibida por la iglesia, circunstancia que da una idea de su mérito»
(Roberto Andrade.- Historia del Ecuador, tomo I, p. 180).
«Quiroga era de inquietas aspiraciones, audaz y ardiente en
sus empeños, pero obstinado; incapaz de tolerar control de cualquier forma,
pero abierto a la convicción cuando la persuasión era el medio. Tenía gran
éxito como abogado en estrados, locuaz y elocuente, pero aun ahí su arrojado
temperamento le puso dificultades; era frecuentemente reprendido en los
tribunales y a la larga fue, no sólo multado, sino suspendido en el ejercicio
de su profesión de abogado» (W. B. Stevenson.- Veinte años de Residencia en América).
Esta situación despertó en él un gran resentimiento hacia
las autoridades españolas, por lo que al poco tiempo empezó también a
conspirar.
Asistió a la reunión del 25 de diciembre de 1808 en la casa
del Marqués de Selva Alegre, don Juan Pío Montufar, en Chillo, donde empezó a
germinar la idea de un cambio de autoridades; pero por una indiscreción
cometida por el Crnel. Juan Salinas los conspiradores fueron descubiertos, y el
9 de marzo de 1809 fue aprehendido y encerrado en el Convento de la Merced.
Poco tiempo después fue puesto en libertad por falta de pruebas en contra de
los complotados.
Convertido en uno de los pilares más importantes del
movimiento revolucionario quiteño, asistió a todas las reuniones que se
celebraron en casa de doña Manuela Cañizares -con quien estaba sentimentalmente
relacionado-, y su participación fue muy importante para llevar a feliz término
la Revolución del 10 de Agosto de 1809.
Al instaurarse la Junta Soberana de Gobierno fue nombrado
Ministro de Gracia y Justicia, y como tal le correspondió dictar la proclama
dirigida a todos los pueblos de americanos pidiéndoles su solidaridad: “Pueblos
de América: La sacrosanta ley de Jesucristo y el Imperio de Fernando VII
perseguido y desterrado de la Península han sentado su augusta mansión en
Quito... Pueblos del continente americano, favoreced nuestros santos designios,
reunid vuestros esfuerzos al espíritu que nos inspira y nos inflama. Seamos
unos, seamos felices y dichosos, y conspiremos unánimemente al individuo objeto
de morir por Dios, por el Rey y por la Patria” (Son estos los ideales de quien
busca la independencia?, definitivamente no).
Esta Junta de Gobierno tuvo muy corta duración, pues a los
pocos meses y debido a conflictos internos y diferencias ideológicas, fue disuelta
previo un acuerdo celebrado entre los conjurados y el Conde Ruiz de Castilla,
quien el 4 de diciembre de ese mismo año y nuevamente como Presidente de la
Real Audiencia de Quito, haciendo tabla rasa del compromiso de no perseguir a
los patriotas, ordenó la captura de todos quienes habían participado en la
asonada del 10 de agosto.
Al instaurarse el proceso en su contra, Quiroga declaró que
“estuvo el 9 de agosto en casa de doña Manuela para conversar con don Ramón
Egas, quien por motivos familiares visitaba esa casa... que desconocía quienes
habían convocado a la gente allí reunida... y que había jurado vasallaje a
Fernando VII y a su Real Familia...”
Estos argumentos no fueron del todo convincente por lo que
junto a los otros complotados fue encerrado en los calabozos del Cuartel Real
de Lima.
Meses más tarde, el pueblo quiteño -que cada día sentía
sobre sus cabezas la terrible amenaza de los ejércitos realistas- decidió, en
un alarde de verdadero valor y coraje, asaltar el cuartel para liberar a los detenidos.
Ese oscuro 2 de agosto de 1810, sus pequeñas hijas fueron a
visitarlo en la prisión justo en los momentos en que el pueblo iniciaba el
ataque al cuartel. Al darse cuenta de lo que sucedía, las tropas realistas del
Crnel. Arredondo, bajo las órdenes del Crnel. Pedro Galup, entraron en los
calabozos e iniciaron el Asesinato de los Patriotas Quiteños.
BIOGRAFÍA
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/q/quiroga_manuel_lopez.htm